Ejemplo de comentario de un cuadro: EL MATRIMONIO ARNOLFINI
A) CLASIFICACIÓN NOMBRE: El matrimonio Arnolfini AUTOR: Jan Van Eyck CRONOLOGÍA: Siglo XV. (1434) LOCALIZACIÓN: National Gallery, Londres ESTILO: Gótico MATERIALES: Pintura al óleo sobre tabla
B) ICONOGRAFÍA Se trata de un cuadro nupcial, encargado por Michele Arnolfini para conmemorar su boda.
Los esposos aparecen retratados en pie, vestidos lujosamente como corresponde a su estatus social, dándose las manos mientras el esposo hace un gesto de bendición; es el gesto con el que se celebraba un matrimonio en la época, cuando todavía no era necesaria la presencia de un sacerdote. Sin embargo, Arnolfini sujeta a sus esposa con la mano izquierda, no con la derecha que sería lo normal, rasgo que se ha interpretado (Panofsky) como signo de desigualdad social lo que cuadraría perfectamente con el matrimonio de Michele, casado con una plebeya, Elisabeth, de la que se desconoce el apellido y su procedencia (para algunos el representado es su hermano Giovanni con su esposa Giovanna Cenami. Los Arnorfini, originarios de Lucca (Italia), eran adinerados comerciantes de telas asentados en Brujas). La ceremonia nupcial transcurre en un confortable dormitorio burgués que Van Eyck representa con todo detalle y con su habitual maestría técnica, al fondo, en un espejo aparecen reflejadas dos personas, una el propio Van Eyck y la otra un personaje desconocido, que actúan como testigos de la ceremonia. Sobre el espejo, en la pared, aparece la firma de Jan pero una firma de notario, no de pintor Johannnes de Eyck fuit hic, (estuvo aquí, no lo hizo o lo pintó que sería lo normal). El "truco" del espejo que representa la realidad que está fuera del cuadro es un recurso típico de la pintura flamenca y será más tarde utilizado por Velázquez en Las Meninas. Aparentemente el cuadro es solamente un retrato nupcial, una "foto de boda" pero, diseminados por la habitación, aparecen una serie de objetos, frecuentes en una estancia burguesa pero a los que Van Eyck ha dotado de un carácter simbólico convirtiendo la tabla en una representación alegórica del matrimonio. Aunque es de día, y por tanto completamente innecesaria, una vela encendida luce en la magnífica lámpara de bronce que cuelga del techo de la habitación: es un símbolo de Cristo que santifica la unión matrimonial y se utilizaba en las ceremonias de casamiento, pero es también la llama del amor que nunca debe de apagarse. Las naranjas, que aparecen como por azar en el alféizar de la ventana que proporciona la luz a la habitación y al cuadro, son la fruta del paraíso, símbolo de los placeres del matrimonio. El perrillo a los pies de los esposos simboliza la fidelidad. Las zapatillas tiradas, los placeres de la vida hogareña. La figura de Sta. Margarita, protectora de los nacimientos, aparece tallada en la cabecera de la cama y con el "embarazo" ficticio de la señora Arnolfini alude a la procreación como finalidad del matrimonio. El espejo del fondo es un atributo de la virginidad. El "rosario" de cuentas que aparece colgado en la pared simboliza la castidad....alrededor del espejo diez medallones nos relatan las escenas de la Pasión de Xto, imitando esmaltes con un virtuosísimo inigualable No hay nada al azar en el cuadro y hasta el objeto más mínimo esconde un "simbolismo disfrazado" que aumenta el encanto de la obra. C) ANÁLISIS TÉCNICO Y ARTÍSTICO En el terreno estilístico, el cuadro es una excelente muestra del virtuosismo técnico de Van Eyck. Nadie como él es capaz de describir las calidades de los objetos: el metal de la lámpara, el terciopelo del traje de Elisabeth, las pieles de Arnolfini... todo aparece representado con un detallismo típicamente flamenco. Si a ello añadimos un sabio uso de la luz (hay dos focos, uno la ventana y otro frontal que ilumina los rostros de los esposos), una coherente construcción perspectiva y la habilidad para el retrato tenderemos los ingredientes para considerar al Matrimonio Arnolfini como una obra maestra. El cuadro fue adquirido, a finales del S. XV por el embajador de los Reyes Católicos en los Países Bajos quien lo regaló a la infanta Margarita de Austria, futura esposa del malogrado infante Juan, hijo de los Reyes Católicos. Llegó así a España donde estuvo -en El Escorial- hasta principios del XIX siendo robado por las tropas de Napoleón y acabando luego en los fondos de la National
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